Cada persona aprende de formas diferentes, de acuerdo con sus habilidades, por lo que es importante conocer y explorar los distintos estilos de aprendizaje disponibles para vernos beneficiados y lograr un proceso más exitoso.
Los estilos de aprendizaje no hacen referencia a lo que aprenden las personas, sino a la forma en que prefieren aprender, la que les resulta más efectiva y más sencilla.
El día de hoy quiero profundizar en este tema y explicarte qué es un estilo de aprendizaje, cuáles son los más conocidos y de qué va cada uno de ellos, con el fin de que puedas identificarlos y de que te sirvan en tu desarrollo profesional y personal.
Empecemos con la definición...
De acuerdo con Keefe, los estilos de aprendizaje son “aquellos rasgos afectivos, fisiológicos y cognitivos que nos indican cómo las personas perciben y responder a las interacciones dadas por el entorno de aprendizaje”.
No es ninguna novedad que no todos aprendemos a un mismo ritmo, ni a través de los mismos métodos, por lo que los estilos de aprendizaje llegaron para dar cierta particularidad al modo en que aprendemos.
Esto se puede comprobar en cualquier grupo donde haya más de dos personas.
A pesar de que todas partan del mismo punto, escuchen lo mismo y realicen las mismas actividades, después de un tiempo, habrá diferencias en cuanto a los conocimientos de cada miembro, debido a que todos aprendemos de forma distinta y avanzamos a un ritmo diferente.
Estas variaciones en el proceso de aprendizaje se deben a múltiples factores:
El concepto de estilo de aprendizaje está ligado con la idea de que el aprendizaje es un proceso activo y de que cada persona elabora y relaciona la información recibida en función de sus características específicas.
No hay una manera única o más adecuada de aprender, esto siempre dependerá de la persona.
Se ha hablado por mucho tiempo sobre los distintos estilos de aprendizaje, y algunos autores manejan distintas categorías, pero todas, en realidad, apuntan hacia lo mismo.
A continuación, te hablaré de los doce estilos de aprendizaje mayormente conocidos y te explicaré cada uno.
Según autores como Alonso, Gallego y Honey, existen cuatro estilos de aprendizaje, mismos que mencionaré al principio.
Sin embargo, estos no son los únicos, otros autores, como Gardner, establecen una relación entre los estilos y las inteligencias múltiples, de acuerdo con el contexto de producción y señalan ocho estilos de aprendizaje.
En este apartado veremos, en conjunto, los estilos de aprendizaje propuestos por los diferentes autores mencionados, es decir, conoceremos 12 estilos de aprendizaje.
Empecemos con los cuatro señalados por Alonso, Gallego y Honey.
En general, las personas que suelen preferir este estilo de aprendizaje son aquellas que disfrutan de nuevas experiencias y tienen una mente abierta, por lo que no les importa que el proceso incluya retos que pongan a prueba sus capacidades.
Se trata de individuos arriesgados, a quienes les gusta la improvisación, lo espontáneo y que suelen desempeñar figuras de líder o protagonista. Asimismo, tienden a actuar primero antes de pensar en las consecuencias.
Este estilo de aprendizaje funciona mejor para las personas que prefieren ejecutar este proceso a través de competencias en equipo, dinámicas grupales, juegos de roles, realizar presentaciones, participar en debates o reuniones, o cualquier otra actividad o ejercicio que promueva el pensamiento crítico.
Debido a que el papel principal recae en la persona, el aprendizaje activo requiere de un mayor compromiso de su parte. Tiene que haber motivación, deberá realizar un mayor número de actividades o lecturas, según sea el caso, y tendrá que prestar más atención a lo que se lleva a cabo para que se tengan buenos resultados.
La filosofía de los individuos que prefieren este estilo de aprendizaje, según Alonso, Gallego y Honey, es “probaré cualquier cosa una vez”.
Las personas que prefieren el estilo de aprendizaje reflexivo suelen privilegiar las experiencias y observar todo a partir de diferentes ángulos. Suelen recabar información y analizarla con detenimiento, con el fin de llegar a una conclusión.
Se trata de individuos que piensan mucho las cosas antes de actuar en consecuencia, y que aprenden de lo que viven los demás, de su modo de actuar y de lo que dicen.
Este estilo de aprendizaje se da cuando las personas prefieren estudiar muy bien todo antes de extraer conclusiones; por ello, tienden a ser personas dubitativas y de bajo perfil, pero detrás de esa apariencia hay todo un proceso, cuya finalidad principal es dar respuesta a la pregunta ¿por qué?
Las personas que están más apegadas al estilo de aprendizaje reflexivo suelen sentirse más cómodas cuando pueden adoptar una postura de observador, cuando pueden analizar la situación y cuando tienen tiempo de pensar antes de actuar.
Por el contrario, su proceso de aprendizaje se puede ver mermado cuando los exponen a situaciones en las que tienen que ser el centro de atención, cuando los condicionan en cuanto a tiempo o cuando tienen que actuar sin una planificación.
Las personas que prefieren este estilo de aprendizaje tienden a ser perfeccionistas y suelen realizar el proceso a través de la adaptación y la integración de observaciones en teorías lógicas y complejas.
Les gusta analizar y sintetizar toda la información o los conocimientos que reciben y privilegian la racionalidad y objetividad, dejando de lado lo ambiguo o lo subjetivo.
Suelen ser personas metódicas, lógicas y críticas y aprender mejor en situaciones en donde desde el inicio tengan clara la finalidad de determinada actividad o tarea, cuenten con la posibilidad de preguntar, y en escenarios en los que no intervengan demasiado cuestiones emocionales.
La pregunta que buscan responder las personas que funcionan mejor bajo este estilo de aprendizaje es: ¿qué?
Las personas pragmáticas suelen sentirse cómodas al poner en práctica lo que aprenden, tanto teorías como técnicas. Sin embargo, no les gusta reflexionar sobre esa información de forma prolongada o constante.
Suelen tener una gran capacidad para resolver problemas y tienden a buscar el mejor método o la mejor forma de realizar determinadas tareas o acciones.
Asimismo, quienes trabajan mejor con este estilo de aprendizaje prefieren procesos que impliquen establecer relaciones entre las teorías y las situaciones prácticas o cuando pueden observar la forma en que se realiza cierta actividad.
Por el contrario, el proceso de aprendizaje puede verse entorpecido cuando se da por medio de actividades abstractas que no guardan relación con la realidad, cuando estas no tienen un objetivo establecido o cuando no pueden relacionar la información o el contenido con situaciones prácticas.
En su mayoría, son personas realistas, directas y eficaces a las que les gusta probar teorías o ideas y que se aburren en largas discusiones.
Habiendo explicado los cuatro estilos de aprendizaje propuestos por Alonso, Gallego y Honey, pasemos a las inteligencias múltiples de Gardner.
En 1983, Gardner planteó que existen diferentes tipos de inteligencia y que su estimulación ayuda a lograr un mejor aprendizaje. Se trata de 8 tipos de inteligencia que arrojan el mismo número de estilos de aprendizaje.
Las personas que desarrollan esta inteligencia en un nivel considerable prefieren emplear la lógica y el razonamiento en vez de contextualizar el conocimiento o la teoría, y suelen recurrir al uso de listas o esquemas para organizar la información.
Este estilo de aprendizaje hace referencia a la capacidad de razonar, resolver problemas, y aprender a través de números, información abstracta y el establecimiento de relaciones causa-efecto.
Algunas de las características de las personas con quienes va mejor este estilo de aprendizaje son las siguientes:
Poseen una inclinación por todas las cosas organizadas, por lo que les gusta clasificarlas de acuerdo con el orden que consideran correcto, con base en un reconocimiento de patrones.
Para estas personas, la lógica es la consigna, por lo que es muy difícil creer en algo si no existe evidencia al respecto. Una de sus creencias es que todo tiene una razón lógica detrás, por lo que buscan llegar al fondo o raíz de cada tema, detectar y analizar los patrones y encontrar soluciones.
Les gusta realizar experimentos científicos, es decir, procesos que impliquen pasos, realizar observaciones y presentar inferencias.
Este estilo de aprendizaje, también conocido como grupal, tiende a ser de los preferidos de las personas a las que les gusta trabajar al lado de otros individuos cada vez que tienen esa posibilidad.
Logran un mejor aprendizaje a través de compartir con los demás sus conclusiones o experiencias y escuchar las de ellos.
Este proceso implica cuatro etapas:
Al ser un proceso en el que es fundamental la observación, es esencial prestar atención. Cualquier distractor podría repercutir de manera negativa en el proceso de aprendizaje.
Se debe tener la capacidad de almacenar la información o los conocimientos adquiridos durante el proceso. Esto determinará la posibilidad de recurrir a dichos datos posteriormente.
Se trata de la habilidad de recrear el modelo observado con anterioridad. Una vez que la persona ha prestado atención y ha retenido el contenido, tiene que tomar acción sobre lo aprendido.
Cualquier estilo de aprendizaje requiere de motivación y este tipo no es la excepción. El aprendizaje social sugiere que esta motivación puede deberse a la idea de ser recompensado o castigado, pues cuando nos encontremos en una situación similar, imitaremos o evitaremos tener determinado comportamiento según haya sido nuestra experiencia previa.
También llamado individual, este estilo de aprendizaje se caracteriza por ser el predilecto de los individuos que prefieren la soledad y la tranquilidad cuando están en un proceso de aprendizaje.
Las personas que funcionan mejor bajo este esquema suelen ser reflexivas y enfocarse en temas que son de interés para ellas. Asimismo, conocen bien sus fortalezas y dificultades.
Este estilo de aprendizaje está relacionado con la inteligencia lingüística por su carácter de personal e interno, pero echa mano de todas las demás para llevar a cabo el proceso de reflexión.
Las personas que prefieren este estilo de aprendizaje suelen no tener mucha habilidad para leer textos, pero asimilan de forma correcta las imágenes, los gráficos, los videos o cualquier otro elemento visual.
Al tener más desarrollada esta inteligencia, puede ser necesario para estos individuos ver las expresiones faciales de quienes hablan, así como su lenguaje corporal, para poder retener de mejor forma la lección o el contenido.
Se les facilita la lectura de mapas, diagramas y cuadros. Asimismo, tienden a recordar rostros, pero los nombres les cuestan un poco más.
Algunas de las características de las personas que prefieren este estilo de aprendizaje son las siguientes:
El aprendizaje visual es el más común y quienes emplean este método suelen tener más facilidades que el resto para aprender y desenvolverse en un contexto educativo o profesional.
Como el nombre lo indica, estas personas tienden a aprender mejor cuando escuchan. Es decir, aprenden de manera más significativa en los espacios de trabajo o escolares y no tanto de forma aislada.
Los individuos que prefieren este estilo de aprendizaje se ven beneficiados de métodos de enseñanza como clases magistrales, podcast, debates, audiolibros o, incluso, leyendo en voz alta aquello que desean comprender o, en su defecto, memorizar.
Suelen ser personas que saben escuchar a los demás, que poseen facilidades para la música y para los idiomas y tienden a ser más tranquilas que aquellas que prefieren el aprendizaje visual.
Esta inteligencia hace referencia a la capacidad comunicativa de los seres humanos, tanto escrita como oral, así como a los diferentes dominios o niveles de la palabra: morfológico, sintáctico y semántico.
Las personas con este estilo aprenden de mejor manera cuando leen o escriben, por lo que tienen una gran capacidad para expresarse y una habilidad para adquirir vocabulario, entender la gramática y aprender idiomas.
Asimismo, este estilo de aprendizaje se relaciona con el pensamiento y la introspección, pues permite una reflexión más profunda acerca de las ideas y de los conocimientos. Es una de las inteligencias más estudiadas por su relevancia dentro del sistema educativo formal y tradicional.
Este tipo de personas aprende mejor por medio de la experimentación corporal, o sea, haciendo algo más allá de leer u observar. Para que el proceso sea más satisfactorio y dé más resultados, debe suponer una involucración directa en la aplicación práctica de los conceptos que desea adquirir.
Este estilo de aprendizaje tiende a ser más lento, pero los conocimientos suelen ser más sólidos y duraderos. Este método se da gracias a la memoria muscular del cuerpo, mismo que es capaz de actuar por medio de recuerdos, estímulos o experiencias.
Un ejemplo de cuando se aplica el aprendizaje kinestésico es cuando aprendemos la ubicación de las teclas de un dispositivo y ya no necesitamos mirar para poder escribir o cuando aprendemos a montar bicicleta; nuestro cuerpo se acostumbra y encuentra el balance adecuado para que no nos caigamos.
El último estilo de aprendizaje hace referencia a cuando los individuos combinan, en distinto grado, algunos de los estilos abordados y les resulta eficaz para la adquisición de conocimiento.
Las personas que prefieren el aprendizaje multimodal son más dinámicas en comparación con aquellas que optan por desarrollar o trabajar a través de un único estilo.
Esto tampoco quiere decir que se deban combinar muchos estilos de aprendizaje, sino que se debe buscar un balance. Más de tres o cuatro estilos podrían resultar, incluso, contraproducentes para el proceso de aprendizaje.
Bien dicen que “cada cabeza es un mundo” y, por lo mismo, el modo en que cada persona aprende es particular y único.
Las instituciones educativas y, en general, las personas, deben ser capaces de identificar cómo pueden explotar los distintos tipos de aprendizaje en beneficio propio, en lugar de querer adoptar los estilos de los demás, que pueden no resultar la mejor opción para ellas.
A algunos individuos les resulta mucho más sencillo aprender escuchando y a otros observando, debido a que las fotografías, imágenes o colores estimulan su cerebro y permiten que aprendan de una mejor manera.
Tú tienes un estilo de aprendizaje; puede que todavía no lo hayas identificado, pero ahí está, solo es cuestión de que pienses un poco en la forma en que te gusta aprender o en los métodos que facilitan este proceso para ti.
No existen estilos de aprendizaje mejores que otros. Todo radica en la funcionalidad que tengan para ti y para tus procesos. Donde te sientas más cómodo, ahí es.
Trata de pensar en qué forma funciona más para ti y, si trabajas con un equipo de colaboradores, presta atención al estilo de aprendizaje que más les funciona para que juntos puedan encontrar mejores formas para capacitarse y crecer.